Tengo ansiedad, que puedo hacer?

Ansiedad, esa compañera que viene cuando menos te lo esperas, que aparece en aquellos instantes en los que estás más relajado o en aquellos momentos en los que sientes que no debe aparecer.

¿Cuántas veces has estado en el sofá de casa tranquilo y sin previo aviso has tenido una sensación de sequedad en la boca, malestar en el estómago e incluso la sensación de estar perdiendo el control o de que te volverás loco?

Estos, entre otros, son los síntomas que genera la ansiedad en nuestro cuerpo, es el aviso de que hay algo que no acaba de funcionar y que hay que revisar. Es importante ver qué nos pasa y si hay algo que ahora mismo no estamos atendiendo.

Cabe decir que la ansiedad en medida y controlada es totalmente adaptativa, nos ayuda a sobrevivir en momentos en los que estamos en riesgo. Por ejemplo, tenemos ansiedad cuando estamos a punto de quemarnos y esto nos ayuda a separar la mano del fuego y que no vaya a más. La dificultad aparece cuando ésta viene en momentos en los que no debería ser, con una intensidad desmesurada y no tiene ninguna función adaptativa.

Son incontables los distintos síntomas que se presentan, nosotros enumeraremos los más frecuentes:

– Taquicardia.

– Dolor de estómago, ganas de vomitar.

– Palpitaciones.

– Sensación de pérdida de control o de que nos volveremos locos.

– Sudores.

– Ganas de salir corriendo.

– Irritabilidad.

– Dolor de cabeza.

– Insomnio o sueño ligero

– Cansancio, falta de energía.

Ante todo esto lo que se recomienda, como primer auxilio, es utilizar la respiración como forma de relajación. Esto nos ayudará a disminuir la activación momentánea y a poder tener la cabeza más clara. También es muy importante no intentar «luchar» contra esta ansiedad. Simplemente aceptar que es un momento generalmente corto en el tiempo, en el que lo pasaremos mal, pero que en pocos segundos pasará y que desde luego no pasará nada más grave.

Después, hay que ver qué cosas nos están preocupando o cuales nos ocupan demasiado tiempo y afectan a nuestro descanso. Quizás simplemente necesitamos una época más tranquila en la que no vayamos tan cargados de actividades. Si por el contrario hay muchas cosas que nos tienen con el alma en vilo, es importante poner orden. Luego hay que comenzar por ocuparnos de ellas, una por una, sin prisa pero tampoco sin pausa.

Sin embargo hay veces que la ansiedad no desaparece y que necesitamos la ayuda de alguien externo para poder ver qué pasa. Si es así no dejes pasar demasiado tiempo, cuanto antes afrontes tu estado ansioso antes podrás empezar a resolverlo.

Equipo de Psico2